lunes, 14 de mayo de 2012

EpC, los objetores, ¿hemos ganado la guerra?

Por Antonio González Churiaque. 
  
El pasado mes de febrero, el ministro de Educación y Cultura Sr. Wert, anunció el final de la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Somos muchos los que desde el principio, presentamos nuestra objeción de conciencia, a esta asignatura, por la carga adoctrinadora que contenía; ahora, tras años de lucha, nos dicen que se acaba pero... ¿será cierto? 
  
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Desde que el 16 de marzo de 2007, en el colegio concertado “San Juan Bautista” de Toledo, unos padres presentasen la primera demanda de Objeción de Conciencia a la asignatura de Educación para la Ciudadanía, hasta el pasado día 31 de enero, en el que el actual ministro de Educación anunció la derogación de esta asignatura, han pasado casi cinco años (para algunos que ya estábamos sobre aviso, algo más) de lucha contra una asignatura adoctrinante e impuesta por un gobierno totalitario revestido de demócrata. 
  
Desde antes incluso de la promulgación de los Reales Decretos 1513 y 1631/2006 por el que se establecían las enseñanzas mínimas en Educación Primaria y Secundaria Obligatoria, ya éramos muchos los que estábamos pendientes de la misma. 
  
Exactamente, desde el mismo momento en que se derogó la anterior Ley Orgánica 10/2002, de Calidad de la Educación y se sustituyó por la actual Ley Orgánica 2/2006, de Educación, fuimos muchos los que nos pusimos en guardia en relación con esta asignatura, que ya se dejaba entrever en su articulado, –concretamente en los artículos 18.3 , para Educación Primaria, 24.4 en la Educación Secundaria Obligatoria y 34.6 en Bachillerato (aunque en este último Ciclo, se le cambiaba el nombre por el de “Filosofía y ciudadanía”)– y que la promulgación de los Reales Decretos citados anteriormente, nos daban la razón. Los peores augurios se confirmaban, un partido político, entronado en el gobierno de España, quería adoctrinar a nuestros hijos. 
  
Tres días después de la presentación de aquella primera demanda de objeción de Conciencia, en un Colegio de Toledo, mi mujer y yo presentábamos la nuestra. Era el 19 de marzo, festividad de San José y, por ende, la celebración del “Día del Padre” y, aunque no soy partidario de los “días de…” puesto que padre no se debe ser un día al año sino 365, que mejor día para ejercer como tales. 
  
Posteriormente, y por problemas que empezó a tener nuestra hija mayor –que en ningún caso tuvo que ver con el Colegio en el que cursaba sus estudios–, nos vimos en la tesitura de retirarla por el "bien supremo" de nuestra hija, lo que no impidió que siguiéramos con nuestra lucha contra la citada asignatura participando en diversas actividades como la llevada a cabo en las I Jornadas de “Católicos y vida pública” organizadas por la “Asociación Católica de Propagandistas”, tuvo lugar en Zaragoza los días 9 y 10 de noviembre de 2007 bajo el título “La educación hoy”. 
  
Ahora, el ministro del ramo, nos dice en febrero que se aproxima el fin de la asignatura, pero, siempre hay un “pero”, lo que se anunciaba como final de la asignatura, posteriormente ha sido matizado; no se suprime, se reforma. Algunos echaban las campanas al vuelo creyendo que se aproximaba un triunfo del denominado “movimiento objetor” a esta asignatura; por fin era suprimida, otros, entre los que me encuentro yo, acostumbrados a la casta política de este país, mantenemos nuestras serias dudas. No finiquitan la asignatura, solamente la varían. 
  
En Aragón, como en la inmensa mayoría de las Comunidades Autónomas que componen esta España nuestra, estamos ya inmersos en el proceso de admisión de alumnos. Ya estamos preparando el comienzo del nuevo curso, los decretos de ayudas y becas al comedor, la gratuidad de libros de texto, pero, y permítanme que me repita, siempre hay un “pero”; el Departamento dirigido por el ministro Wert, todavía no ha sido capaz de decir en qué forma va a desarrollarse esta asignatura. 
  
Como ya manifesté en aquel primer congreso de Católicos y Vida Pública, a mis hijas no las adoctrina nadie, que quede claro nadie quiere decir simplemente eso nadie; tenga el color que tenga. Mucho me temo que la reforma de la asignatura consistirá en cambiarle el collar al perro y, por hay yo no paso. Yo educo a mis hijas, ni el gobierno de turno ni el Estado, ni nadie. 
  
Si no acepté la asignatura de Educación para la Ciudadanía impuesta por el gobierno socialista, y presenté la objeción de conciencia a esta asignatura, tampoco admitiré nada que pueda interpretar como manipulación o adoctrinamiento por parte del gobierno del partido popular. 
  
Repito, a mis hijas las educo yo. Nadie puede arrogarse mi derecho constitucional por un lado y, principalmente como padre, a elegir la educación de mis hijas. Ningún gobierno, tenga el color que tenga adoctrinará a ninguna de mis hijas y, si es preciso, volverá a presentar mi objeción de conciencia a la asignatura que imponga el partido popular. 
  
Estaremos expectantes.
 
Fuente: Aragón Liberal.

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